viernes, 21 de mayo de 2010

Un rio bajo mis pies

Camino por la orilla del río mirando en todas partes, busco, hago un escrutinio rápido de todo a mi alrededor.
Y me muevo.
entre mirada y paso, salgo del silencio, y serpenteando esquinas, oigo muchos pájaros, ¡muchos! darse los buenos días. Son dos palmeras, grandes, muy bien cuidadas, los moradores me dan la razón.
Sigo caminando a la vez que veo otras personas que antes no había visto. Estas son deformes, tullidos diría yo, ¡agh...! como me gusta esta palabra de sudamérica, y andan o mas bien lanzan todo el peso del cuerpo hacia un lado e inmediatamente el del otro lado, y avanzan. Pero yo solo me cruzo, gracias a que mis piernas están fuertes puedo aprovechar y adelantarles como si de tráfico se tratara. Llego al tramo que más me gusta del recorrido, olfateo, el agua de este río no huele a nada, me pregunto....¡cuantas veces de crío olía mal el río?. Muchas....y recuerdo verlo de color, verde, rojo, y color mierda, que precisamente era el mas abundante, agudizo los oidos.

Está amaneciendo y podré ver a esos seres plumados que tanta algarabía montan. Oigo el agua, el amanecer le da fuerzas, o seguramente los de la compuerta río arriba que han aliviado su capacidad.
Tacones, pasos rápidos, alguien pierde el autobús, está todo lleno de pintadas otra vez.
De repente, un cartel pintado en el suelo me hace reflexionar, ¿estaré llegando ya? solo hasta el primer puente, todavía queda mas agua, mas río, así es y tiene que ser, vivimos con él.
Me olvido del cartel, prefiero no acordarme, busco un buen sitio para cruzar el puente en diagonal, para hacer menos metros, siempre he intentado desde pequeño, trazar en una ciudad el camino mas corto de un lugar a otro, callejeando, pero cruzar un puente es ya lo más. Tienes para elegir dos visiones distintas de las que puede ofrecer un río, si lo ves venir o irse.
Pero ya estoy llegando, ¡aupa que paso!  en tan solo quince minutos, silbé junto a los pájaros, me alegré del cuareintaicinco de mis sandalías, aprecié el arte urbano, e hice lo que pude para seguir avanzando en linea recta, a pesar que me lo impidieran las aguas.
Solo me quedan ya dos opciones.
Hacer como el río y volverme a meter en la cama, o llegar al trabajo.

¡Hombre… llego con tiempo!, aún puedo observar a mis amigos alados. ¡Pero qué es eso....! es como un resplandor, precisamente el de una bombilla, la luz de un bar, ! que cojones, antes de ir a currar, me echo un carajillo,¡ y sino, como el río, que por un lado del puente ves como viene y por el otro como se vá.

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